Estrategias de intervención en TEA: Habilidades necesarias a tratar para prevenir el fracaso escolar y el absentismo - Módulo 3
2. ÁREA SOCIAL. ¿CÓMO PREVENIR EL ACOSO ESCOLAR?
2.4. Prevención y actuación en las escuelas
Podemos afirmar que cuando no existe un buen clima de aula, los alumnos tienen dificultades para lograr los aprendizajes, ya que tienen poca disposición para aprender y manifiestan actitudes como: aburrimiento, cansancio, baja participación e indisciplina.
Es conveniente que como docentes y técnicos en educación seamos conscientes de ser "líderes y modelos" para los alumnos, y se requiere el despliegue de habilidades de comunicación y relación social que promuevan la confianza, el diálogo, el respeto y la inclusión en el aula, siendo conscientes de que no los comprendemos y expresamos con las mismas acciones y habilidades con las que ellos son capaces de ser capaces y expresarlos con las mismas acciones y habilidades.
Es necesario: el respeto, que se logra con las siguientes estrategias: respetar siempre el comportamiento: en el aula, en la escuela y en la comunidad; que la autoridad vaya acompañada del respeto y de formas de relación social que no signifiquen humillación para nadie; conseguir el respeto no es lo mismo que el miedo; practicar la tolerancia y la aceptación de todos en el aula, considerando que la diversidad está presente en ella. También es necesario desarrollar la confianza, siendo útiles las siguientes estrategias: valorar los errores como parte del aprendizaje y aprovecharlos para mejorar, reconocer que todos tienen el potencial de aprender, tener altas expectativas de los logros de los demás. La confianza es la base de cualquier vínculo afectivo.
Además, algunas recomendaciones para lograr un buen clima en el aula son:
Considerar la disciplina, aplicada con firmeza, equidad y responsabilidad.
Garantizar que el respeto, la solidaridad y el apoyo mutuo se vivan en todo momento.
Proponer actividades estimulantes, donde todos los alumnos se sientan importantes.
Evaluar activamente a todos los alumnos. Lograr que durante las actividades de aprendizaje experimenten emociones positivas.
Una forma de ayudar a las personas con TEA a detectar el acoso escolar es hacer una lista junto con un adulto de confianza de aquellas conductas que podríamos incluir dentro del acoso escolar, para que el niño pueda recurrir a ella en caso de duda y se pueda ampliar con el tiempo.
También ayuda a darles pautas y consejos claros que pueden ser útiles en situaciones de acoso como, por ejemplo:
Si necesitan tranquilidad, es mejor que no vayan a rincones tranquilos, silenciosos y aislados durante los recreos; es mejor buscar lugares seguros como puede ser la biblioteca.
Si se quedan en el patio, buscar lugares donde haya mucha gente o donde tengan cerca a las personas que vigilan el patio (Jakson, 2002).
Si los acosadores se acercan, pueden salir de esa situación. Si no es posible, es útil atraer a un adulto (Jakson, 2002).
Hablar con un buen amigo o profesor sobre lo que está ocurriendo y pedirle consejo (Gray, 2004).
Si dudan de la intención de algún comportamiento, preguntar a alguien de confianza. Es importante que cuenten desde el principio todo lo que ha ocurrido. (Gray, 2004).
Puede ser útil que en casa hagan un mapa del colegio donde indiquen en las clases cuáles son los momentos más conflictivos de cada lugar, en qué y en qué momentos van a encontrar un referente que les ayude, dónde y en qué momentos podemos encontrar a los acosadores... (Gray, 2004).
Dejar claro que ellos no tienen la culpa de ser acosados (Gray, 2004; Jakson, 2002).
Encontrar alguna forma de no perder el control cuando están siendo acosados; algo que puede funcionar es pensar en una imagen de tranquilidad y otra de seguridad (Gray, 2004).
Practicar con ellos una frase para decir en el momento en que se metan con ellos; que sea sencilla y lo más verdadera posible (por ejemplo, "ya te he oído", "necesito que pares" o "esto no me gusta, por ahora").
Enséñales a tratar de mantenerse en calma, pero serios, con el cuerpo correcto y la cabeza levantada, mantener una distancia segura y luego contactar con una persona de confianza que pueda ayudarles (Gray, 2004).
o Desarrollar estrategias asertivas y priorizarlas sobre las estrategias evitativas o agresivas. En este sentido, es importante enseñarles a detectar algunas frases cortas que generen en el agresor la sensación de ser desenmascarado, desde el respeto.
Las relaciones sociales son especialmente importantes para el grupo de iguales. Debido a las características del TEA, los alumnos con este tipo de trastorno tienen dificultades especiales, como: compartir el tiempo de ocio o las actividades escolares en grupo con otros compañeros, entender las conversaciones sociales, como las relacionadas con el respeto a la autoridad en el contexto escolar, compartir el material escolar o participar en actividades que impliquen reciprocidad en la interacción.
Para ayudarles en estas situaciones, es útil:
Facilitar la integración gradual del alumno con TEA en el grupo, proponiendo trabajos en grupos reducidos, en los que se defina específicamente el qué y el cómo de su participación, así como los plazos para hacerlo, animándole a desarrollar sus puntos de partida en la actividad de compartir.
Practicar habilidades sociales y emocionales con el alumno con TEA, como el uso de la conversación recíproca, proporcionando guiones escritos de preguntas o temas que puedan compartir con sus compañeros.
Priorizar la responsabilidad, anticipar las consecuencias y promover el respeto a la diversidad y fomentar la inclusión con el ejemplo.
Ser coherente y actuar con autoridad y sentido de la justicia en el aula.