Estrategias de coordinación - Módulo 5

1. PROCESO DE TRANSICIÓN CENTRADO EN EL ALUMNO Y LA FAMILIA

1.1. Retos de las familias en la transición de la escuela primaria a la secundaria

La transición de la escuela primaria a la secundaria puede ser un reto para muchos estudiantes, así como para sus familias. La adolescencia es un periodo de desarrollo físico e intelectual que puede despertar sentimientos difíciles de entender para los niños y de tratar para sus familias. Según O'Halloran (2010) y Hargreaves et al. (1996, citado en O'Brien, 2003) existe una triple transición simultánea:

  • el traslado de una escuela a otra, a veces en un lugar geográfico diferente;
  • el paso de un grupo de amigos a otros nuevos;
  • el paso de la infancia a la adolescencia.

Este periodo de transición es aún más difícil para los niños con autismo y, por consiguiente, para sus padres. Muchos de los retos a los que se enfrentan los niños son sobrevalorados por sus padres. Sin embargo, es probable que los resultados varíen en función de los puntos fuertes y las dificultades específicas de los niños (Maras y Aveling, 2006).

La adaptación a los cambios hace que los niños con autismo tengan más dificultades para afrontar los retos sociales de una transición a un nuevo colegio:

  • Un edificio diferente, posiblemente más grande que la escuela primaria, lejos de su casa;
  • Quizás la necesidad de utilizar el transporte público;
  • Muchas aulas en lugar de solo una.

Los niños del espectro autista tendrán que aprender dónde están los diferentes servicios escolares a disposición del alumnado (reprografía, bar/comedor, secretaría, biblioteca) y, sobre todo, cómo utilizar estos servicios.

En la nueva escuela tendrán que:

  • ver más clases;
  • adaptarse a las nuevas rutinas, los horarios diarios y semanales;
  • conocer al nuevo equipo docente y sus diferentes enfoques, nuevos amigos, y conocer a un número mayor de estudiantes;
  • hacer nuevas amistades;
  • comprender las nuevas reglas y normas.

Desde la primera infancia puede existir un fuerte vínculo entre la madre/padre y el niño. Los autores de los años 50 del siglo pasado, Wing, L., Gould, J., Frith, U., y más tarde Jordan, R., señalaron en sus estudios que los profesionales y los padres deben coordinarse en el proceso de educación del niño. Sus estudios pioneros pusieron de relieve que ésta es una verdad incuestionable.

Si existe una buena relación entre los niños, su familia y los profesionales, los retos a los que se enfrentan los menores pueden verse positivamente por la familia, que tendrá más confianza para afrontar la transición.